Pilar Guerra Lopez de Ayala nació en Madrid el 28 de mayo de 1948. Ya en el colegio, destacó en dibujo y los profesores aconsejaron a sus padres que realizara estudios superiores para su desarrollo. Sin embargo, la decisión familiar fue por otro camino y cursó estudios de Óptica y Anteojería lo que no impidió que su faceta artística siguiera desarrollándose en dibujo y pintura al óleo.

Su trabajo como profesional del sector de la óptica se vio enriquecido por esta cualidad creativa, tanto en la exposición de escaparates (posee varios premios de la Cámara de Comercio y del Ayuntamiento de Ávila),
como en la selección de un gran surtido de diseños en monturas, que le permitían elegir la más adecuada para la graduación y los rasgos faciales de la persona que atendía.
«Mi pensamiento se identificó rápidamente con el verde, no por el color solo e indefinido, sino por lo que tiene de naturaleza viva, y quise ser una hoja verde, fresca, joven y movible, que, habiendo nacido de alguna planta, en un momento se desprende y vuela libremente, dando al paisaje color…»
La parte técnica de la óptica le permitió una mayor y mejor observación del ojo humano, cuya gran belleza podía ver aumentada a través de los aparatos que se utilizan para examinarlo. Terminó los estudios y se casó con un compañero de profesión, con el que tuvo dos hijos.
Su hijo, informático, del que tiene un nieto. Su hija, licenciada en filología inglesa y periodista, y sobre todo su «musa», tanto en sus dibujos y telas como en su vida personal, viviendo muy de cerca este desarrollo artístico que significa pintar y exponer para que ese ciclo de dar y recibir en el arte se cumpla.
Actualmente, está divorciada y entregada en cuerpo y alma a su arte. La acuarela ocupa en estos momentos un lugar destacado en su trabajo y, aunque ha sido una técnica adquirida recientemente, la está disfrutando en su ligereza frente al óleo, influyendo en su forma de abordar nuevos cuadros.
«No hay final, sólo continuos principios que modifican y nutren lo anterior. Soy para la pintura y la pintura es para mí una continua trasformación, y deseo poder trasmitirlo a través de mi pintura»
El espacio en donde pinta es un lugar luminoso en el que la música y sus plantas ayudan a conseguir esa armonía que necesita para trasmitir lo que siente.
Y sí, se reafirma en que el verde es su color, muy simbólico por cierto, ya que representa renacimiento, esperanza y es un enlace con la naturaleza, frecuentemente olvidada.
Por eso en sus telas asoman personas, flores, plantas, agua, nubes… naturaleza, en el más amplio sentido de la palabra.
EXPOSICIONES
- Octubre de 2009 — Centro Cultural «Antonio Machado» (Madrid) — «A mi manera»
- Diciembre de 2010 — Café-Te-Arte (Madrid)
- Diciembre de 2010 — Galería de arte «Ra del Rey» (Madrid) — colectiva
- Marzo de 2011 — Centro Cultural «El Cerro», La Moraleja (Madrid) — «El zumo del Sol»
- Marzo de 2012 — Espacio Ronda (Madrid) — «Alma de mujer»